“Llego de los cerros del sur de la Capital, enseñando las “lucecitas en la loma” como testimonio de las almas que vibran en la gran ciudad con el canto a la vida. Centauro contemporáneo, mitad hombre mitad guitarra, dejo sus crónicas de Ciudad Bolívar plasmadas en el viento, como acuarelas musicalizadas que muestran rostros jóvenes, veloces, armados de canciones y de vidas emotivas, en las que los muros no tienen cabida y las alambradas han sido mandadas a derribar.
Y mientras acomoda con una dulce caricia su guitarra, y deja la partitura en orden, expuesta, nos entrega también un murmullo irónico en el ambiente: El arte no es una mina de riqueza pero alienta el espíritu y deja una gran satisfacción en el alma.
Luego se funde con la madera musical y deja flotar en el ambiente su voz grave y profunda que traza puentes de colores, vuelve a pintar la ciudad con nuevas emociones y abre los cuadernos amarillos de los chicos y chicas que aman y luchan para escapar de la guerra”.
Mi perfil humano y artístico escrito por el poeta Antioqueño Warner Benitez en las memorias de el 2º encuentro de teopoetica y teoartística realizado en Popayán en octubre de 2005